11 de julio de 2014

Experiencia en Camaiore (Lucca, Italia)

Por cosas de la vida decidí que quería volver a la zona de Lucca (Italia) y me planteé (esta vez con más calma, ya que no descartaba otro tipo de trabajos) volver a registrarme para trabajar allí como au pair. Al haber trabajado ya con niños y hablar italiano, me llegaron varias solicitudes, hasta que finalmente di con los B., en Lido de Camaiore (junto a Viareggio, en la provincia de Lucca y a unos 30 km. de la capital provincial). El trabajo consistiría en enseñar inglés a dos niñas de dos y cinco años (nivel incial, por supuesto) durante dos o tres horas por las tardes, sin ningún trabajo adicional y (punto muy a favor) en un apartamento independiente que estaba dentro de su finca, por lo que tendría total independencia (incluso alguna vez llevé visita). Hablamos por email y skype y todo perfecto, muy majos siempre y a mediados de octubre de 2013 (cuando por fin les llegaron los muebles del que sería mi apartamento) me fui para allá.

Esta vez no había mucho que descubrir en la zona (lo que no quiere decir que no me siga encantando), ya que ya conocía la provincia de antemano, incluyendo Viareggio, aunque solamente de haber ido un día con otras au pairs de la zona.

Por fin llegó el día y en el aeropuerto de Pisa estaban los cuatro miembros de la familia esperándome para llevarme a Lido di Camaiore con el coche. La más lanzada la pequeña, S., que no paraba de repetir mi nombre mientras de la mano me llevaba hacia el coche (vamos, como si ya me conociera) y la otra niña, L., sencillamente encantadora, ilusionada por enseñarme el que sería mi apartamento durante dos meses.

Y sí, por fin vi el apartamento. Una casita con dormitorio, cocina y baño, todo para mí sola, situado en la misma finca donde estaba la casa familiar pero totalmente independiente y donde incluso podía llevarme invitados si quería. La parada de bus y la estación de tren estaban a unos 10 minutos andando y en poco más de media hora en bicicleta (disponía de una para mí) se podía llegar a Viareggio perfectamente, por lo que en este aspecto todo era genial. Lo malo: la conexión wi fi no llegaba al apartamento, excepto alguna vez que solamente llegaba a la puerta, pero podía ir a la casa sin problemas cuando necesitaba conectarme.

También había dos animales en la casa; concretamente, un par de patos que tenían enjaulados en una parte de la finca pero que de vez en cuando sacaban para pasear.




A los pocos días también conocí a los cuatro abuelos, que por turnos eran quienes llevaban a casa a las niñas por las tardes y que vivían en pueblos de la zona.

En cuanto al trabajo empezaba a partir de las 17:15 aproximadamente y me dedicaba a jugar con las niñas de un modo que sirviera para enseñarles inglés a la vez, aunque obviamente a ellas esto último no les interesaba demasiado, pero era mi única tarea así que me afanaba en ello. En torno a las 19:30 ya acababa mi jornada, pero continuaba mientras hacían la cena y ya cenaba con ellos, aunque no tenía obligaciones respecto a esto (podía irme al apartamento y cenar sola si quisiera, pero sería más aburrido).

Principalmente L. hacía puzzles mientras S. se encargaba de destrozarlos.... Aunque se querían muchísimo, la diferencia de edad se hacía patente a cada rato, ya que L. era mucho más madura y hacía cosas que aún se escapaban a la comprensión de la pequeña. Y también otros juegos como la escuela, cantar canciones, etc., según se nos iban ocurriendo.

Lo que me daba rabia era tener que atender más tiempo a S. que a L., solamente para que la dejara jugar tranquila. Pero claro, quería jugar conmigo también y creo que se sentía frustrada y decepcionada conmigo.

Respecto a mi tiempo libre, tenía muchísimo. Las primeras semanas asistí a un curso de italiano casi gratuito (10€ de matrícula que me pagaron los padres de las niñas, N. y M.), pero por tema de horarios solamente podía ir a última hora y a un nivel más bajo que el mío; entre eso y que tenía que irme veinte minutos antes de acabar la clase, decidí abandonar y seguir estudiando por mi cuenta (nunca fui a clases de italiano y me defiendo de todos modos).

Así que más tiempo para mí... A diario solía irme en bicicleta (prestada por la familia) a Viareggio, ciudad que en buena medida depende del turismo de playa, por lo que en aquella época no había mucho movimiento, pero aún así era ideal para visitar.


Viareggio desde su muelle.

El Burlamacco de Viareggio.

Un par de veces también pedaleé hasta Marina di Pietrasanta, que estaba más o menos a la misma distancia que Viareggio desde casa.









Y por supuesto también hubo tiempo para volver a visitar Lucca (todas las semanas), Pisa y Florencia, ciudades todas ellas encantadoras y de las que es difícil llegar a cansarse.


Florencia.


Con la familia también pasaba bastante libre; además de comer con los padres todos los días, algunos fines de semana les acompañé a visitar la vecina Pietrasanta y fui a casa de los padres de ella varias veces a comer, en el pueblo de Camaiore.






Por desgracia para mí, solamente buscaban a una chica para dos meses, así que la estancia se me terminó en breve y ya a mediados de diciembre volví a España.

Eso sí, de los B. tengo un recuerdo fantástico, disfruté mucho con esa familia, los padres siempre atentos conmigo y las niñas muy bien con ellas (aunque me dieron sus ratos, pero como cualquier niño) y espero poder volver a visitarles alguna vez.

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